En todas la terapias y métodos naturales de bienestar buscamos la integración cuerpo-mente en el caso de la Terapia Floral nuestros protagonístas son el Alma y el verdadero Sentido de Vida.
Un Sentido de Vida desde la perspectiva del Alma, es decir del "real ser" como diría el Dr. Bach, y de acuerdo al grado de desarrollo evolutivo que cada Alma haya alcanzado, como la individualidad, evolución, desarrollo interior y fidelidad a uno mismo. Y como fruto de todo ello lograremos un estado de paz , alegría, definitivamente un bienestar particular que será la consecuencia de expresar lo que uno es. La real esencia de uno mismo sin restricciones, sin limitaciones ni represiones.
Lo único que necesitan las personas que acuden a nosotros buscando ayuda es saber de ellos mismos, conocerse, comprender su destino, su lugar, su función, saber realmente cuál es el sentido de su sufrimiento...Ayudarlos a comprender qué es lo que les aflige realmente. El Terapeuta Floral tiene la función de ayudar a la persona a encontrarse a sí misma, y no hablamos aquí de reforzar el "yo" o de inculcar alguna conducta para que triunfe en la vida, estamos hablando de ser testigo del Alma, expresión pura de su íntima esencia y esto solo llega si uno atiende a los llamados de su propia naturaleza, si atiende a sus emociones sintiendo con la mirada serena y dispuesta a saber de sí; si dirige su atención a las sensaciones que le inquietan, si le pone nombre a sus miedos y habla de ellos.
Puedo decir con esto que la Terapia Floral es un Arte y como tal es necesaria la capacidad creativa del terapeuta y la espontaneidad en su práctica, que esta se desarrolle de forma particular y compasiva con cada una de las personas que llegan a nuestra consulta, compartiendo la posibilidad de fomentar el autoconocimiento con los que llegan a compartir un tramo de su viaje con nosotros. Por ello no basta con recomendar esencias, es necesario adentrarse en la verdadera filosofía y sentido profundo del Arte de la Terapia Floral.
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